Estoy sentado en un parque
que
ofreció me tierno banco,
rodeado de
verde canto
intrépido
tan solemne
que en la
cadenciosa tarde
brinda una paz que me duerme.
El espacio
del que hoy hablo
lo he
mencionado otras veces,
ya casi me
pertenece pues
me amparo
en su ternura
y hasta lo
he considerado
cómplice
de mi locura.
El parque
mi confidente
en reverencia
me inclino,
me fundo
cuál ave y trino
embelesado
en su calma
y en
meditación silente
siento que
mi alma es su alma.
J.A.G.G.Wiesbaden
ALEMANIA
(10-06-04)
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