domingo, 21 de septiembre de 2014

-De los Adictos-

Mi vicio <le llamaba>, -Que frase más comprometedora, pensaba- y mientras pensaba sentía un temblor en el pecho que paralizaba el tórax convirtiéndole en una rígida estatua griega. Se extrañaban el uno al otro, no cabía duda. Los cables de sus pelvis se habían enredado con ciertas venas y nervios en amasijo tierno y con el riesgo de sufrir, de volar, de ser libre, libre cual poema sin libro o como hollywood no ha recreado aún.

 Pero en verdad a veces le invadía cierto pánico. Garrotazo en la nuca, que desembocaba en callejones de inseguridad, esos oscuros por donde frecuentamos cuando de amar se trata. No habían pruebas aún de que todo fuese real, ¿Acaso una novela? De lo que si estaban seguro ambos, era de ser parte de un sueño o una pesadilla color naranja.

 Sus formas eran jóvenes y maduras, ya sabían de historia, frustraciones, de himnos que evocan lo que es bueno, de temblores y frio, de pieles sanas eran los amantes y de dientes y uñas. Pero ella, ella ... Ay, ella era una diosa o mejor dicho su diosa, como ya la han dibujado, ella es tan salvajemente bella, ... que aún me causa problemas al recordarle.

 Pensando en separarse algún tiempo o reciclando un destino que era inevitable transcurrieron semanas, días de trabajo, viajes coordinados por organizadores que solo viajan de su buromesa al Wáter y luego a la cama de su ciudad segura. Sonaron despertadores preñados por la paranoia de ser ignorados, ojos rojos y bocas de café sin pan, autobuses, taxis y otros medios que no consiguieron en ningún segundo de la trayectoria que Manuel lograra liberarse de su pulgar que marcaba en su Nokia N70 la tecla “Redial“ siempre que se quedaba con la mente en blanco. Y blanco era el deseo, el vacío que Esther le dejaba, no es transferible a estas páginas. (de hacerlo, dejaría aquí mismo, un inmenso espacio en blanco que abarcaría sendas páginas de esta pequeña historia, cosa no muy sensata, teniendo en cuenta esta que editorial me ha apoyado y permite a pesar de mis limitaciones literarias que esto llegue a vuestras manos). ¿Por donde iba?.

 La separación física debió haber sido un filtro para apaciguar la histeria saludable, la dependencia o adicción a la locura, la sobre producción de razones de envidia a la vista de terceros que se derretían de curiosidad al percibir el centelleo de los ojos grandes de Esther cuando hablaba de su nueva relación (si es que se le podía llamar así) cuando comentaba húmeda (brillo en los ojos), acerca de su pintor de pelo largo y de gestos que le desordenaban toda.

 ¿Cuántos brazos hubo de abrazar?, ¿Cuántos trazos en la profundidad de lienzo noble que era su cómplice? y ¿Cuánta profundidad había hallado ya Manuel dentro de ella?, en tan corto período de tiempo donde era obvio de que se trataba de esa llamarada del principio, de la típica atracción de dos seres cuya química no les da otra opción que la de fusionarse. Pero aún así había algo que les hacía creer, creer en lo inédito, en la rareza,  en el ¿qué pasa si...?, creer en los seis de la lotería del sábado, en lo infinito.

 El cuerpo es la respuesta del alma que se pierde en galopantes nubes u otras complicaciones. Confundiendo al humano de que la existencia depende de un místico paquete de sangrepieloxígeno. Juntos forman al ser y también lo disuelven pues su fución provoca ciertas disoluciones que hoy explicar no logro y creo no corresponda pues no he sido aún asignado, ante mundo de ciegos hacer papel de tuerto.

 A veces solo se trata de encontrar o recuperar afecto, simplemente eso. Creo que muchos actuamos de acuerdo a esta regla emocional también inconscientemente. Aunque si fuera así de fácil seriamos tan felices, sanamente felices, fácilmente felices y tan satisfechos que no valdría la pena ni seguir esta historia de pasio-tensiones u otros nombres aún más estrafalarios.

 Luego de casi dos meses, los amantes esperaban mirarse a los ojos cualquier día de septiembre y probar asi que le sería imposible no abrazarse por lo menos durante quince minutos y luego cogelar los relojes para simplemente devorarse con todo el tiempo del mundo. Todo pasaría a un tercer plano, ella su reina y el su guerrero por lo menos ese era el acuerdo.
 A veces también pensaban en lo efímero de ese ardor del comienzo, temblor de lo pasajero... pero ya nadie hablaba de eso, estaban inmersos en un ahora que atemorizaria al vecindario con alaridos carnívoros y otras uonomatopellas del idioma corporal.

 Dos, que destilaban esa mezcla tan salvaje y pulcra, ese que sé yo... si, eso aparentaban y los detalles íntimos los dejo a vuestra imaginación que es la mia.

 La pasión es una puerta de nylon donde por su transparencia nos ahogamos queriendo atravesarla sin usar las manos, y cuando las usamos tocamos mas allá, allí donde los “Yunkies“ de la estación del Metro creen poseer llaves cada noche, siempre que alguien les facilita un algo artificial que les dará alas plásticas para jugar a volar o tumbarse felices en cualquier contén que no les exija contenerse.
 Las alas del amor no existen, alas llevan los ángeles que tampoco existían en los cuadros de Manuel, les parecía un tema arcaico y relacionado con doctrinas muy diferente a su historia de ardor.

 Manuel había pintado una corona de un lila oscuro, donde emergían piernas que parecían oler a hembra. Las piernas se movían sin hacerlo y con su roce solía escucharse la voz dulce de su sirena.

 Esther brillaba por las noches no solo cuando estaba con el, si no también con otros hombres y mujeres con los que siempre viajaba coordinada por los no viajantes que señalé antes.
 La opera su pasión, su voz tan fuerte y sensual como el cuerpo y en su conjunto permitían que a sus veintinueve años ya gozara de un buen prestigio internacional en dicha escena (esto es solo una información formal y complementaria).

 La música fue hasta que Manuel la penetrara todo para ella. Ahora forman un dúo cuerpo que al unísono se mueve simultáneo por las armonías más contemporáneas y antiguas,  acordes a sus curvas vibran e inundan el cuarto de notas-trazos matices dinámicos y no dinámicos, cortinarcoiris, disonancias rosadas, sangre de
poema y el mar por la ventana, suaves son sus besos, mordida entre las piernas, paredes que
gotean y el piso como charco no tiene otro remedio. Que cortas son las treguas cuando aún se cree en la causa. Hace calor pero aún les queda aire. Aire soplan los vientos, madera que endurece sobre piano de cola posando boquiabierto. La espalda ahora su lienzo que ya sabe de uñas , un poco de agua y seguirán haciéndolo. Coalición sin opciones que provocó los hechos de dos que estaban hechos para así flotar juntos o morir cualquier día o cualquier segundo de su deleite.

 Alejandro Santos despertó un martes a las siete y quince de la mañana con el sudor de Agosto sobre su camiseta desgastada. Se hizo el café de siempre,  un poco de agua en la cara, preparó un mini desayuno y llegó hasta la camita de Elena María, le besó en la frente y tiernamente le susurró:


< Vamos princesita, que se nos hace tarde para el cole!>.

- AMNESIA-

Veo caras , de mañana , sensaciones, caras de insomnio, de café, caras de fin de semana, sombras de ventanas con caras de frio, como la de la modeda que termina en la caja de metal del Autobus o en algun museo. Ojos con bolsas en la parada del bus, miradas metafóricas que me llaman, me aturden me tienden emboscadas, te veo a tí, la veo a ella, a El a nosotros. Veo mi barrio mi destierro y mi bóveda,  veo sueños en veda en verdad no veo estoy con los ojos vedados, cerrados, cerratres, cerracuatro... Una sierra de ideas me abomina hoy, ya me tiembla el estómago y con el, todos los órganos, los huesos. Talvez beba agua y se me pase este malestar de letras, de ráfagas, de mareas.
 Estoy mareado de dolor,  de amores, de trancisiones de años de búsqueda en cajas vacías de lo cotidiano, pretendiendo traducir mi alma mi alba, mi anochecer de conejos olvidados.
Ya veo el sol y asi termino porque si sigo, te voy a confundir más de lo que estoy ahora, por supuesto en caso de que hayas leido hasta aquí este escape de todo, este aire de terapia que talvez terminaré borrando de mi manzana plástica, de mi aguanta mierdas, de mi salvación.

Ahora me creo escritor, que fácil es escribir cuando dentro hay volcanes afuera el mundo cuelga de relojes Dalianos que se derriten en la baranda de un balcón de invierno.
Ahora tomo agua mi musa me la trae hasta las manos, de no ser así me secaria cual aloe vera de mi amigo que soñaba ser cactus y terminó en esqueleto de maceta rojiza con fución de tumba. Hasta las plantas sueñan hoy en día. Tambien sueñan cosas que terminan en pesadilla como la idea del comunismo o como la  de Michael Jackson, o la mia si sigo escribiendo por mas tiempo que el asignado por el doctor. Hoy al parecer he olvidado los medicamentos.